“No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, si no por un encuentro con un acontecimiento, con una persona, que da un nuevo horizonte a la vida y con ello, una orientación decisiva”
La llamada a ser discípulos-misioneros del siglo XXI, no es un llamado solo a hablar de Dios, es lograr que nuestro testimonio lleve cristianos convencidos de su fe a nuestra iglesia.Como iglesia tenemos que mostrar que nuestra fe no está cimentada solamente en palabras, los laicos en este papel somos muy importantes ya que nuestro testimonio es vital para que nuestros hermanos vean a Cristo reflejado en el obrar de nuestra iglesia.
En palabras másconcretas, tenemos que salir de nuestro propio yo (egocentrismo, miedos, dudas, egoísmos, envidiasetc.), y mostrar al mundo que cuando Dios llama cambia un ser viejo por un ser nuevo, el cual adquiere una identidad, con la cual siempre procura mostrar de donde viene y adonde va.
Si los cristianos sabemos de dónde venimos y a donde vamos, nuestra misión última y única es ser misioneros y discípulos: misioneros de una buena noticia y discípulos de un solo maestro. La tarea de los misioneros (la evangelización), es mostrar una iglesia llena de buenas obras las cuales siempre han estado, están y estarán al servicio del más necesitado; es mostrar una iglesia llena del amor y de la misericordia del padre para con sus hijos.
Si queremos mostrar esta iglesia sería bueno meditar en las palabras que nos dice Jesús por medio de San Mateo: no tengan miedo (28,5) ya que dicha tarea evangelizadora en este tiempo no es fácil, y si tenemos en cuentalos sucesos, controversias, las palabras que vienen, las palabras que van, que se han escuchado por parte de algunas personas que no están de acuerdo con lo que dice la iglesia, esa misión se volverá un poco complicada.
Nuestra iglesia no se debe dejar opacar por esas personas que no conocen completamente a Dios y su amor infinito, más bien disfrutemos nuestra iglesia y la fortuna de ser cristianos católicos y gocémonos en el amor de Dios transmitida por nuestra iglesia católica.
Tanto Sacerdotes Como laicos comprometidos con el reino de Dios, deben mostrarse siempre alegres en la iglesia católica ya que ella misma“tiene la gran tarea de custodiar y alimentar la fe del pueblo de Dios”
La prioridad de la iglesia en su formación pastoral es ayudarnos a ubicarnos en nuestro contexto, un contexto en el cual nuestra mirada a la santificación este basada en que sigamos a Cristo por lo que es y no por lo que nos da. Dios nos da el don de la vida nos impulsa, nos orienta, nos da múltiples motivaciones para encontrarle a Él, y así darle sentido a nuestra existencia.
Esta experiencia con Cristo vivo y resucitado tiene que suscitar en nosotros los cristianos católicos un amor inmensurable por la misión, una alegría porque un hermano nuestro conozca que Dios lo ama a él también. Como se expresa claramente la iglesia en sus diversas pastorales, tiene que dar a conocer sus cimientos, sus bases más profundas y su teología para que aquellos hermanos que no conocen a Cristo se enamoren verdaderamente de Él.“El mismo sale a su encuentro y va tras la oveja perdida, la humanidad doliente y extraviada…no se trata solo de palabras, es la explicación de su propio ser y actuar.”
Los cristianos católicos debemos enamorarnos todos los días de Cristo y de su iglesia, ya que somos sus hijos por medio del sacramento del bautismo. Algo lindo y trascendental es que por este mismo bautismo estamos llamados a luchar por ella y mostrar lo más bello de nuestra iglesia: el interés por los necesitados (LA MISION).
Nosotros los católicos tenemos que estar en capacidad de decir a todo el mundo que Jesús en su única iglesia (la católica) nos dejo grandes riquezas: primero que todo nos dejo su PALABRA y algo profundo para nos enriqueciéramos todos la tradición apostólica
La entrega que debemos mostrar como cristianos católicos debe reflejar las siguientes palabras del maestro “YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA” (Jn14, 16).
El discípulo-misionero del siglo XXI tiene que estar convencido de la prueba de amor más grande que Dios nos dio, nos está dando y siempre nos dará, que se hizo carne en persona de su único hijo: JESUCRISTO, el cual se entrego por nosotros en la cruz; por lo tanto tenemos que ver en Jesucristo el misionero más grande de todos los tiempos enviado por Dios al mundo y seguir su ejemplo. Como misioneros de su amor tenemos que tener en cuenta y bien claro que las palabras de Jesús son palabras de vida y como discípulos de su amor estamos en la obligación de recibirlo o más que eso, abrir nuestros corazones para que su infinito amor invada todo nuestro ser, de lo contrario ese amor reflejado en el evangelio no dará frutos, por lo tanto tenemos que cuestionarnos nuestra entrega a la misión.
Nuestra participación en la misión, debe estar marcada y debe primar siempre el respeto por la dignidad humana, ya que el rostro humano de Dios lo tenemos que ver reflejado en nuestros hermanos y una muestra de ese rostro de Dios en la tierra es“el bautismo, el cual nos llama a ser discípulos y misioneros de Jesucristo”.
Actualmente los seres humanos somos presa fácil de personas, grupos y movimientos que no quieren que Dios actué en nuestras vidas y procuran siempre pasar por encima de nosotros, logrando así degradar la dignidad de los seres humanos; por consiguiente el misionero del siglo XXI debe proclamar en nombre Jesús la buena nueva (EL EVANGELIO), y asíhonrar y dignificar a todo ser humano que crea y quiera conocer Jesucristo. Jesucristo rostro humano de Dios y rostro divino del hombre, misionero por mandato del padre creador, hombre humilde y sencillo, Dios con nosotros nos llama a su encuentro y nos da el “titulo” de misioneros, por eso a pesar de nuestras dificultades e incertidumbres tenemos que llevar a total cumplimiento esa mirada de Dios hacia nosotros y descubrir en nuestros corazones que Dios siempre está a nuestro lado.
El desprendernos de nosotros mismos y llevar nuestros a corazones esa confianza de que Dios siempre está con nosotros es difícil , ya que en la actualidad el mundo nos muestra que Dios en ciertos momentos de nuestra existencia nos abandona(Jn 10, 10) nos alienta con las palabras del maestro: “yo he venido para dar vida a los hombres y para que latengan en plenitud”, estas hermosas palabras tienen que ser el camino para el discípulo- misionero en un mundo donde el sentido por la vida se ha perdido.
Salir de nuestro YO es complicado, ya que el objetivo en la misión es desgastar nuestra vida para darles vida a otros que no la tienen; un primer lugar para desprenderse son nuestras propias familias, logrando así que nuestro primer lugar de misión sean nuestras familias, convirtiéndolas asíen hermosas ¡iglesias domesticas!; Los lugares de trabajo, lugares de estudio, lugares de reuniones etc. Son propios para que el misionero del sigloXXI glorifique a Dios.
El discípulo- misionero tiene que darle gracias a Dios por todo lo que lo rodea, y valerse de eso mismo para llegar al corazón de todos sus hermanos que no conocen el evangelio de nuestro señor Jesucristo.
En pleno siglo XXI donde la muerte reina en varios países de América Latina, hablar de un Dios de vivos y no de muertos es un poco complicado, por eso el discípulo- misionero tiene que tener presente que Jesús es la fuente de la vida y que sus palabras siempre son actuales; esto también lo tiene que llevar a ver las cosas nuevas,porque Dios todo lo hace nuevo y así se debe transmitir.
Para transmitir todo lo que Dios hace nuevo es indispensable que el discípulo- misionero tenga un encuentro personal con Cristo porque a si se alimentara interiormente y disfrutara plenamente todo aquello nuevo que Dios le dé. Ya realizado el encuentro con el maestro “debe buscar la vida en El, y esto a su vez supone estar profundamente enraizado en El”.Esto nos lleva a decir hermosamente que “la iglesia se siente discípula y misionera de ese amor (el evangelio)”. La iglesia al ser misionera por mandato de Dios, adquiere una identidad tan profunda que logra mostrar a sus fieles el camino verdadero, y logra así encaminarnos en nuestra verdadera identidad. El discípulo- misionero debe ser un hombre de gran imaginación, de gran creatividad y con una fe tan grande que ningún suceso, personas, sentimientos o pensamientos lo desestabilicen en lo que está haciendo, y lograrcon esto mostrar el amor de Dios.
No podemos dejar de hablar de la eucaristíaen la vida del discípulo- misionero ya que ella es la fuente mayoritaria de dones y carismas, con este hermoso sacramento Jesús entra en el dinamismo del día a día del misionero. Vivir, celebrar, estar dentro de este sacramento es decirle a Dios envíame donde tú quieras, tampoco podemos olvidar el maravilloso actuar del Espíritu Santo ya que sin él no podemos avanzar en nuestro camino. El discípulo- misionero con la eucaristía Y la ayuda inseparable del Espíritu Santo lograra superar todos los obstáculos que encuentre en el camino.
Los dones y los carismas juegan un papel importantísimo en la misión, ya que son ellos mismos guías en nuestro caminar; por consiguiente el discípulo tiene que tener una docilidad inmensa hacia ellos y recibirlos; el misionero debe hacer lo mismo, tiene que dejarse llevar por ellos y a si lograr transmitirlos a las demás hermanos en la fe. Todo esto nos tiene que motivar a pedirle incesantemente a Dios que diariamente nos dé infinidades de dones y carismas.
Los discípulos- misioneros de siglo XXI lograran llegar a los corazones de piedra, si dejan actuar al Espíritu Santo en sus múltiples formas de hablar en nuestro interior, pero con una frase clave la caridad y el amor.
La oración personal juega un papel importante y mas en un mundo de hoy donde la oración es para los desocupados o para los viejitos solamente, en esto la iglesia es muy clara: oren y estén atentosya que el enemigo siempre estará tras los pasos de los justos, aquí juega un papel muy importante LAS SAGRADAS ESCRITURAS ya que en ellas el discípulo- misionero siempre encontrara satisfacción, plenitud, alegría, descanso y lo más importante escuchara la palabra de Dios en su corazón.
Los retos y los desafíos en la vida de misión no se harán esperar, debido a esto la formación de los discípulos- misioneros debe ser muy estricta pero con amor, debe ser una formación muy completa: teológica, espiritual, pastoral e intelectual todo siempre con miras a la MISION, esta formación es vital ya que los enemigos de nuestra iglesia nunca descansan y siempre estarán atentos a las caídas de los que con amor, alegría y una gran fe buscamos a Dios. El verdadero compromiso del discípulo- misionero no es con la iglesia, es con Dios, con su hijo Jesucristo y con el amorque manifiestan los dos.
Los sacerdotes, discípulos- misioneros por excelenciadel siglo XXI, deben mostrar su vocación no solo con palabras bonitas, con Eucaristías largas, con sermones muy teológicos etc. Deben dar un testimonio verdaderamente vivencial y mostrar con sus hechos y sus miradas de amor y comprensión ese encuentro personal con Cristo vivo y resucitado.
Una autentica evangelización en nuestras familias, nuestras parroquias, nuestras comunidades, ambientes laborales, sitios de aprendizaje (escuelas, colegios y universidades), lugares de reuniones familiares o personales, siempre se deberá hacer sin miedos, sin dudas, sin pena y lo más importante sin negar que somos cristianos católicos.
Donde el amor, la paz, la unidad, la compasión, la bondad, la misericordia, la tolerancia, la prudencia, la humildad, la sencillez, la honestidad, la responsabilidad, el dialogo etc. No existan, allí debe haber un DISCIPULO- MISIONERO DEL SIGLO XXI.
No tenemos porque sentir fastidio, ni ocultar nuestra fe católica, por el contrario sintámonos orgullosos de la fe que profesamos y demos gracias a DIOS por todas aquellas personas que dejando “todo” salen al encuentro del más necesitado, y tampoco nos de pena gritar en las alturas que muchas de esas personas han entregado su vida para que otros la tengan.
Tenemos que ser muy realistas en cuanto a la evangelización, no es una tarea muy fácil, pero confiando en Dios y en su providencia le pediremos a él todos los días que envié obreros a su viña.